Nacido en 1931 en Francia (Castelsarrasin) , pero criado y educado en Barcelona, su infancia transcurre en medio de la Guerra Civil Española. Perteneciente a una familia trabajadora vivirá años duros y difíciles . Desde muy temprana edad se refugiará en el dibujo.
A los 14 años asiste a la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona donde destacará sobretodo por sus habilidades como restaurador y dorador. En 1952, ingresa en la Real Academia de Belles Arts de Sant Jordi. Durante su segundo año en la Academia gana el Primer premio de Figura en la exposición de pinturas universitarias en Madrid. Viaja a la capital, conoce el Museo del Prado y frecuenta la Academia de San Fernando.
En el verano de 1954 descubre el Empordà, Calella de palafrugell en la Costa Brava, un mundo de pescadores como Pepet Gilet, y las cantadas de Habaneras. Desde ese momento, el Empordà formó parte de su vida y su obra.
En 1957 gana una beca para completar su formación en París. Sigue unas clases en l’Ecole de Beaux Arts y también frecuenta la Académie de la Grande Chaumière.
Durante sus años en la capital francesa, realiza la restauración de algunas de las salas del Elysée. Un trabajo que le será reconocido personalmente por el Presidente René Coty. Más tarde, llevará a cabo la restauración de la oficina del Ministro de Marina francés situada en la Place de la Concorde y el palco Presidencial de la Opera Garnier.
Mientras reside en París hace algún viaje a Londres donde participa en algunas exposiciones colectivas. En 1959 obtiene una beca en la capital inglesa. Acude a clases de dibujo y grabado en la Sant Martin’s School of Art, al mismo tiempo que realiza trabajos como restaurador y dorador en una prestigiosa casa de marcos. En 1961 se presenta al concurso del British Railways Poster Competition. Gana el primer premio.
Empieza a investigar dentro del informalismo matérico. Su trabajo con la materia se consolida creando un lenguaje propio que dará como fruto la conocida serie de la “Puertas”.
En 1963 regresa a Barcelona. Sigue trabajando en la serie de las «Puertas», puertas de Barcelona en las que el artista establece una recuperación de la forma basada en la materia. Esas puertas son el punto de encuentro entre su etapa informalista y el inicio de un proceso de síntesis, composición y estructuración del lienzo —sin abandonar lo figurativo— que cada vez se acerca más a lo geométrico.
Su trabajo irá derivando hacia la geometría abstracta, lo óptico y lo cinético.
La geometría tridimensional es la base de su trabajo hasta 1974 cuando retorna a la pintura plana, al óleo sobre tela, en un amplio ejercicio de composición, contrastes cromáticos y juegos ópticos. En 1970 se incorpora a los campos de trabajo del grupo MENTE (Muestra Española de Nuevas Tendencias Estéticas). Ese mismo año, es elegido para realizar el cartel publicitario y las medallas de los Campeonatos de Europa de Natación organizados en Barcelona. En 1971 lleva a cabo la fachada de un edificio en Barcelona, a modo de mural.
En 1972 realiza su primer viaje a los Estados Unidos.
Interesados en la idea de acercar el arte a la sociedad, Navarro Vives y unos amigos crean un proyecto de ediciones de arte (Disform Ediciones).
Una pausa obligada por motivos de salud cambia el rumbo de su pintura, y en 1978 recupera la vía figurativa. Nace un nuevo lenguaje inspirado principalmente en tres temas: la naturaleza muerta, la barca y el paisaje. A pesar de este giro radical, la construcción, la composición y el color serán un hilo conductor en “sottovoce” en toda su obra.
A finales de los años 80 aparecen composiciones urbanas y paisajes rurales, abigarrados, laberínticos. Son años intensos en su creación pictórica. Coincide con varios viajes por Norteamérica y temporadas en México.
En 1994 recibe un Homenaje en su ciudad natal Castelsarrasin.
En 1997, recibe la Llave de Barcelona por su labor artística.
Por razones familiares, visita con frecuencia Venecia y establece una relación muy fuerte con esa ciudad. Su inquietud investigativa, le lleva, paulatinamente, a una simplificación compositiva y cromática hasta rozar la esencia. Es el momento de sus «atmósferas pintadas», un mundo mágico, de nuevo al límite entre la fantasía y la realidad, la razón y la emoción. En estos últimos años, introduce la figura humana en su universo de “Atmósferas”.
Desde 2012, su obra , basada en la observación, se adentra en un nuevo desafío a la imaginación que cuestiona hasta su propia existencia. Este momento corresponde a la serie de los “ensueños” en estrecha conexión con la consciencia e inconsciencia.
En 2016 recibe la Creu de Sant Jordi, máxima distinción que otorga la Generalitat de Catalunya.